Las nuevas exigencias a los Depósitos Fiscales, como el SILICIE o el Track & Trace, están provocando que algunos operadores abandonen el sector de los Depósitos Fiscales.
La mayor necesidad de control y el incremento de costes que supone han hecho que algunos depósitos no logren una rentabilidad adecuada y hayan decidido dejar de prestar este servicio, lo que está provocando una atomización del sector, en el que los actores más fuertes están dando cobertura cada vez a más clientes.
Esta oportunidad de mercado ha provocado además que algunos grandes operadores logísticos que hasta ahora no habían entrado en la gestión de mercancía sujeta a Impuestos Especiales, soliciten sus propios CAEs y comiencen a competir por hacerse con los clientes más interesantes, lo que, que sepamos, ya ha ocurrido con varias empresas logísticas.
Una segunda consecuencia que estamos observando es que el incremento de coste para los Depósitos Fiscales Públicos se repercute, como es normal, en los costes del servicio, lo que ha llevado a algunas compañías dedicadas a la fabricación y/o distribución de bebidas alcohólicas a optar por solicitar su propio CAE como Depósito Fiscal Privado.
Los casos que conocemos responden a empresas con un cierto músculo financiero y una experiencia contrastada de gestión que, ante esta nueva realidad, están optando por crear su propio almacén logístico autorizado como Depósito Fiscal para tener un control directo sobre la operativa y no depender de la capacidad que otros tengan para adecuarse a una realidad cada vez más cambiante.
Creemos que la inminente entrada en vigor del nuevo sistema de precintas fiscales no hará sino reafirmar esta tendencia, ya que hasta donde sabemos, va a obligar a los Depósitos que aún no los tengan a incorporar lectores de códigos QR para trazar el recorrido de sus marcas fiscales a lo largo de la cadena de suministro.