Pues sí, y lo digo plenamente convencido.
España es diferente, para lo bueno y para lo malo. Lo bueno todos lo tenemos claro, y siempre va relacionado con el clima, la fiesta, la gastronomía, la alegría… Lo malo, por desgracia, está más vinculado a lo estructural, empresarial, económico…
En este post me voy a centrar en la parte empresarial, ya que creo es el motor de todo lo demás.

En nuestro día a día hablamos con muchísimos clientes. Sus empresas son de todo tipo, distintos sectores, distinto tamaño, y les preguntamos cómo van. La respuesta es casi unánime: mejor que nunca, muchísimo trabajo.
Quizás, seguro, esta no sea la realidad de todas las empresas de este país, pero tampoco es la que nos trasmiten en la radio, la televisión o las redes sociales, desde donde se da por sentado que ya estamos en una crisis de dimensiones estratosféricas y que lo que se nos viene encima el lo peor que hemos vivido nunca.
El trabajo de los medios de comunicación es vender, y lo hacen bien, por más que sea cuestionable la venta de cataclismos y el miedo como procurador de audiencia o servidor de quién sabe qué intereses. Pero el trabajo de los directivos de las empresas es trabajar siempre en la misma dirección: hacer crecer la empresa, mejorar la productividad, reducir errores, fidelizar a los clientes, etc.
Y por desgracia, aquí es donde los españolitos de turno somos diferentes (siempre hay honrosas excepciones). Sólo por el hecho de leer o escuchar “lo que nos están vendiendo” muchos directivos están paralizando inversiones o dejando de renovar personal, ¡incluso teniendo trabajo de sobra a día de hoy!
Hablando con empresas francesas, alemanas e italianas hemos visto que esto allí no ocurre. Ellos hacen justo lo contrario. Están realizando muchas inversiones en tecnología para estar preparados para lo que pueda venir. Quizás por eso todos sus números son mejores, hay menos microempresas, y son el motor de Europa.
Señores… lo que tenga que venir vendrá, pero la crisis es para los que se la creen, o para los que ante el atemorizante mensaje de “que viene el lobo” acaban atrayéndolo al paralizar sus negocios y posponer sus decisiones de inversión. No hay nada peor ante este panorama que la inacción o la contracción. Ahora es justo cuando más tenemos que preparar nuestra empresa para ser mejores que los demás, más baratos, con mejor calidad. De lo contrario, nosotros mismos estaremos engordando una situación compleja a nivel macroeconómico.
No soy ningún gurú, ni me creo en posesión de la verdad. Tampoco soy el mejor ejemplo de empresario, pero sí soy una persona activa, optimista y que sabe que tiene que luchar día a día para que las familias de todos los que formamos nuestra empresa vivamos cada día mejor, independientemente de lo que pase fuera.
Es hora de decidir si somos parte del problema o de la solución.
Miguel Ángel Esparcia
Gerente de Gadir Grupo Consultor (Proxium ERP).