Si bien las exigencias legales y documentales derivadas de la aplicación de SILICIE tendrán carácter voluntario el 1 de enero de 2020, no siendo su aplicación obligatoria hasta el próximo 1 de julio, esta ampliación de plazos no es una llamada a la inacción.
Al contrario, supone una magnífica oportunidad para prepararse bien y adecuarse a la nueva operatoria para evitar sustos y sufrimiento en el proceso. Sobre todo porque en julio no sólo habrá que trabajar en el sistema reportando la información de las nuevas operaciones, sino que será preciso hacer lo mismo, durante el tercer trimestre (sí, en el que todos queremos las vacaciones), con las realizadas desde enero.

Revisar operaciones anteriores y verificar que todas están documentadas correcta y completamente, después de seis meses, puede resultar una carga de trabajo extra muy agobiante que podría evitarse fácilmente. ¿Cómo? Poniéndose en marcha en el periodo voluntario. Esto supondría buscar las soluciones informáticas precisas y empezar antes sí, pero sin la presión de los plazos y de los posibles problemas de última hora, evitando las sobrecargas de la retroactividad, y entrenando desde inicio del año al personal para las nuevas exigencias, que no más allá de julio tendrán que asumir igualmente.
En este caso ir por delante puede convertirse en el camino de la tranquilidad.