Las herramientas informáticas ya llevaban mucho tiempo formando parte del día a día de los operadores logísticos, pero la irrupción de la COVID 19 ha sido una bofetada de realidad en la cara del sector, y ha puesto de manifiesto que su uso era insuficiente, y que la herramienta para gestionar un operador logístico debe servir para mucho más que recepcionar, ubicar y expedir mercancía.
La herramienta informática, a la que cada uno puede poner el nombre que considere (WMS, SGA, ERP TMS, etc.), debe ser el cerebro de la empresa, acumular toda la información y permitir que la empresa siga funcionando independientemente de quién la maneje.
En momentos en los que no se dispone de los recursos adecuados, como ha sido el caso durante gran parte de este año (ERTEs, recortes de presupuesto, imposibilidad física de asistir a los centros de trabajo, …) muchas compañías se han dado cuenta del poco valor que les aportan sus aplicaciones especialmente en dos áreas.
- Por un lado, el teletrabajo ha puesto de manifiesto la falta de funcionalidades para la gestión no presencial. Funcionalidades como los dashboards de control, las plataformas web para la informarse e informar a los clientes del estado de su mercancía, y a las propias para la gestión diaria desde accesos remotos interconectados han sido algunas de las carencias más notables.
- Por otro, la dependencia que tienen de determinados “usuarios clave”, ya que son estos, y no la aplicación, los que realmente conocen cómo llevar a cabo los procesos, supeditando así el día a día a su disponibilidad para acudir al almacén o a la oficina.
Es obvio que para que un operador logístico sea competitivo debe existir un equilibrio entre el talento de las personas que lo integran, y las herramientas que ponemos a su disposición para implementar ese talento en la compañía, pero por desgracia, la extraña normalidad a la que nos enfrentamos ha puesto de manifiesto que en muchas ocasiones, el uso de aplicaciones informáticas no logra simplificar ni automatizar procesos, si no sobrecargar a los departamentos con tareas improductivas e incrementar la dependencia que los operadores tienen de las personas que los componen.
Por suerte son muchas las empresas del sector logístico que ya se están preparando para que cuando la situación se normalice, y los volúmenes de trabajo se recuperen, su productividad y versatilidad se vean reforzadas gracias el uso de herramientas que les aportan mucho más valor del que les han aportado hasta ahora.