El peligro de paralizarse ante la decisión de escoger un software ERP
¿Cómo escoger la mejor herramienta de gestión? Te lo contamos en este microcuento…
Érase una vez un empresario al que le encantaba su negocio. Se dedicaba a él con verdadera entrega y hacía cuanto estaba en sus manos para que su equipo, sus clientes y sus proveedores se sintieran satisfechos. Era excelente en todo, pero tenía un problema, había contraído una extraña enfermedad, la “incertidumbris indecisa petrificante”.
Los síntomas eran claros, se paralizaba cuando tenía que tomar una decisión importante o realizar una inversión, se quedaba rígido e inmóvil. Unas veces le sucedía porque bajaba la actividad y aunque por ello disponía de más tiempo y no le faltaban recursos financieros, le daba miedo tirarse a la piscina en ese momento; otras porque subía la actividad y en medio de la vorágine no podía dedicarse a realizar cambios.
Los síntomas eran claros, se paralizaba cuando tenía que tomar una decisión importante o realizar una inversión, se quedaba rígido e inmóvil. Unas veces le sucedía porque bajaba la actividad y aunque por ello disponía de más tiempo y no le faltaban recursos financieros, le daba miedo tirarse a la piscina en ese momento; otras porque subía la actividad y en medio de la vorágine no podía dedicarse a realizar cambios.
Trató de restarle importancia a su dolencia ya que a pesar de ella la empresa iba marchando. Sin embargo, un día, las cosas inexplicablemente se empezaron a torcer. Algunos clientes decidieron abandonarlos en busca de un servicio más eficiente, otros se pusieron muy quisquillosos con sus exigencias y se duplicaron las horas necesarias para atenderlos, la administración era cada vez más complicada con los requisitos legales que requerían más papeleo y comprobaciones infinitas… El personal por más que ponía de su parte cometía cada vez más errores y estaba cada vez más descontento… Y los números no salían.
El empresario a la vista del panorama trató de buscar soluciones. Después de indagar en internet, hablar con amigos, familiares y colegas, llegó a la conclusión de que tenía problemas en su gestión empresarial, que lo que a él le costaba horas y horas de trabajo en otras empresas se resolvía en minutos con gran facilidad. Vio que era posible darle vuelta a la situación, eran buenos en su sector, tenían experiencia y capacidad, pero se estaban oxidando mientras otros habían encontrado formas más eficientes de trabajar. Llegó a la conclusión de que una herramienta informática adecuada sería de gran ayuda para remontar. Se descargó montones de folletos de maravillosos sistemas ERP que parecían la solución ideal, se inscribió a webinars informativos que parecían muy interesantes, incluso se hizo una larguísima ronda de demos para conocer las mejores aplicaciones de gestión del mercado y entonces, a punto de dar el salto para cambiar las cosas, sucedió de nuevo…
Le entraron unas irresistibles ganas de esperar y no hacer nada. Comenzó a quedarse quieto, muy quieto, aguantando la respiración, con los ojos cerrados a lo que ocurría a su alrededor sin querer reaccionar… hasta que, finalmente, se petrificó. Lo curioso es que esta vez no solo él quedó inmovilizado por completo como una estatua, sino que su empresa se convirtió en una tremenda escultura de piedra, también quieta, muy quieta… pálida como el mármol hasta que, sin saber cómo, cerró.
Recientemente se ha descubierto que la “incertidumbris indecisa petrificante” la causa el miedo a equivocarse y que solo se curan de ella aquellos que actúan con confianza, aceptando que quizá las condiciones ideales de sus fantasías no se van a presentar nunca, pero que con las condiciones existentes se puede hacer mucho y bueno.
Desde nuestro sistema ERP sabemos que a veces cuesta tomar decisiones, sobre todo a la hora de escoger un software ERP, pero estamos seguros de que nuestro sistema de gestión empresarial es un aliado que te va a ser muy útil y que elegirlo no es un salto al vacío.
Te podemos dar pruebas de ello. Pídenos un demo y te contamos cómo.