La velocidad de implantación de un ERP: todo toma su tiempo

En nuestro post anterior hablamos sobre los plazos ideales para la implantación de un ERP, pero hoy abordamos otras cuestiones relevantes que cualquier empresa debe considerar antes de dar ese paso: 

  • ¿Replicar el modelo de trabajo actual solo que con un programa más moderno? ¿Me planteo trabajar de otro modo?
  • ¿Aprovechar el cambio para informatizar procesos que antes no estaban digitalizados?

La implantación de un ERP no solo es un cambio tecnológico, sino una oportunidad para reflexionar sobre los procesos internos, separar lo esencial de lo prescindible y optimizar el funcionamiento empresarial.

ERP: Cambio tecnológico o revolución operativa

Estas preguntas surgen precisamente cuando se va a cambiar de aplicación informática porque es un buen momento para reflexionar sobre los procesos internos de la empresa y establecer cuáles son esenciales y cuáles existían únicamente porque la antigua aplicación “lo hacía así”, aunque operativamente no tengan mucho sentido.

Todas las empresas tienen procesos clave, funcionalidades imprescindibles y automatismos indispensables, pero también otros procesos periféricos que pueden formar parte de una segunda fase de implantación y no distraer con ellos el esfuerzo inicial.

Una vez separado el grano de la paja, ya sabemos que es lo irrenunciable. Entonces, dentro de las cuestiones esenciales que constituyen el core business del funcionamiento de la empresa, será preciso establecer prioridades y así poder analizar si es conveniente o no lanzarnos a por todo en una sola fase o establecer una secuencia de actuación.

En muchas ocasiones, que el cliente quiera pasar del 0 al 100 es la mejor garantía de quedarse en el 0, convirtiéndose el “con todo” en un freno importante para que la implantación sea un éxito. Hay que ser consciente de las propias fuerzas, de los recursos reales disponibles para el proyecto, y sobre todo del equipo humano y del tiempo disponible, para obrar en consecuencia.

Plantearnos fases, estableciendo una primera de arranque que abarque lo esencial para el buen funcionamiento del negocio, puede ayudarnos a lograr una transición suave a la hora de cambiar la forma de trabajar de los usuarios venciendo gradualmente su resistencia al cambio.

Esto no supone renunciar a la informatización de procesos menores que son secundarios, que tal vez nunca antes se habían contemplado, pero ahora queremos incorporar. Supone establecer cuál es el mejor momento para hacerlo.

Saber distinguir entre los procesos esenciales y los accesorios es la clave para que una implantación secuenciada de un ERP se convierta en una elección exitosa.

¿Cómo hacer esto bien?

  • El implantador de ERP debe disponer de capacidad para, junto al cliente, definir aquello que debe formar parte de la implantación inicial. El criterio para elegir: Ser realistas y prácticos.
  • La aplicación debe asegurar al 100% que los desarrollos que se releguen a fases posteriores estén correctamente analizados desde el momento inicial y van a ser posibles. Que la espera no se convierta en una postergación indefinida, sino que quede claro que esos contenidos forman parte de un mismo proyecto unitario.

Antes de abordar una implantación de PROXIUM analizamos todas estas cuestiones con la empresa para establecer una buena base que sostenga el desarrollo exitoso del proyecto.

Si quieres más info escríbenos a info@proxium.es o déjanos tus datos aquí.

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